Tiburón: recursos cinematográficos para la película que le convirtió en el Midas de Hollywood.

Spielberg no solo está consiguiendo ser uno de los cineastas más populares de todos los tiempos, sino que también es un gran director más allá de sus admiradores y detractores (que también los tiene). Mientras que sus admiradores han buscado en su cine pasar unas dos horas, sin apartar la mirada de la pantalla, por el ritmo de sus escenas y sobre todo por sus espectaculares efectos especiales; sus detractores han visto en sus películas una forma de entretenimiento insustancial, maniqueo y con un dramatismo efectista; construyendo mejor sus criaturas digitales mejores que sus personajes (como sucede en “Parque Jurásico«); con unas constantes temáticas –el abandono del padre- a veces repetitivas; y situar, en muchas ocasiones, su mejor escena al comienzo de la película y no estar a la altura en el resto del metraje.

Mucho más importante es la cuestión que aún sigue oyéndose en torno a Spielberg, si es un autor –crea su estilo o sello propio- o un artesano –que domina como nadie los recursos cinematográficos pero que se limita a hacer “cine hecho de cine”-.

Lo cierto es que Steven Spielberg cuenta con un estilo eminentemente clásico, en el que destacan tres recursos claves: la horizontalidad del encuadre, la profundidad de campo y los sostenidos planos-secuencias. Tres tratamientos formales que ya estaban presentes en su primera colaboración televisiva con Rod Sterling (su episodio “Ojos” de “Galería nocturna”). Tomemos como ejemplo la escena de Tiburón (Jaws) en la que los hombres beben aguardiente de albaricoque, y Quint y Hooper comparan cicatrices. Finalmente Quint terminará contando la historia del hundimiento del USS Indianápolis, en plena Segunda Guerra Mundial. El encuadre horizontal es una constante en su cine, siendo este un plano sencillo que suele acompañar con algún travelling.

El encuadre general se transforma en un primer plano para que el impacto dramático sea más efectivo.

Relacionada con este encuadre, encontramos el recurso de la profundidad de campo. En dicha conversación, la posición de los personajes con respecto al escenario cobra una dimensión moral. Así vemos cómo estos se divierten en plano general, mostrándose las heridas de forma divertida, hasta que llega el primer plano que le sirve para destacar el dramatismo. Por último, y asociado con estos dos elementos analizados, señalamos el plano-secuencia. Como el objetivo es una planificación clásica, los planos se alargan hasta en planos secuencias.

En esta misma película encontramos una idea del clasicismo cinematográfico americano: la conversación en el trasbordador entre el jefe de policía, Martin Brody, y el alcalde de Amity Island, filmado de forma frontal.

Otro plano famoso de la película está tomado del llamado «efecto Vértigo», que utilizó Hitchcock para Vértigo.

-Va a necesitar un barco más grande.

De esta manera, informa Martin Brody al famoso cazador de tiburones, justo después de la primera aparición de gran tiburón blanco en «Jaws». No es solamente una espléndida línea de diálogo, sino un ejemplo de la estrategia de Steven Spielberg durante toda la película, donde se habló bastante del tiburón pero no llegó a verse hasta cumplirse la hora de metraje. Cuando los productores Richard Zanuck y David Brown le hicieron la oferta para dirigir una película sobre el best seller de Peter Benchley, sólo puso una condición: que el tiburón no fuera visto durante la primera hora. Al mantener al tiburón en el fuera de campo, Spielberg mantuvo una estrategia empleada por Alfred Hitchcock. «Una bomba que esté debajo de la mesa, y que explota: Eso es una sorpresa», dijo Hitchcock. «La bomba que se encuentra bajo la mesa, pero que no explota: Eso es suspense.»

«Tiburón» fue estrenada en 1975, convirtiéndose rápidamente en una de las películas más taquilleras. Para Spielberg, le sirvió como plataforma de lanzamiento para su carrera como uno de los directores de mayor éxito en la era moderna del cine. Antes de «Jaws», se le conocía como un talentoso director de películas como «Duel» (1971) y «The Sugarland Express» (1974), después de «Tiburón«, llegaron «Encuentros en la tercera fase» (1977) y «En busca del arca perdida» (1981); entonces ya era el Rey.

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